Kodak Gold 200
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Las películas de consumo se han convertido (principalmente, por precio) en las preferidas de la nueva ola de amantes entusiastas de la fotografía analógica. Fuji C200 y Kodak Gold 200 se han convertido en las películas negativas en color más populares. Tan sólo una constante (e inexplicable, más allá de la especulación más abusiva) subida de precios y la intermitente disponibilidad pueden minar el éxito de ventas de las películas de entrada a la fotografía analógica en color. Hoy analizo Kodak Gold 200, que hace apenas unos años se vendía por menos de 3€ y hoy alcanza unos injustificables 13,50€ en algunas tiendas.
Película de consumo
Las películas de consumo solían ser las más populares en la época dorada de la fotografía analógica. Sus precios eran asequibles y quienes las utilizaban no eran exigentes con películas a las que no se les podía exigir mucho. La calidad de estas películas era más que aceptable, suficiente para quienes fotografiaban sus vacaciones y eventos familiares. Kodak Gold 200 fue durante décadas la película negativa en color más vendida, junto a las versiones de Fuji y Agfa.
En la actualidad, el precio desorbitado de las películas negativas en color de gama profesional (llegan a los 20€) obliga a la nueva generación de entusiastas de la fotografía analógica a la única opción de las películas de consumo. En mi opinión, Kodak Pro Image 100 ofrece una calidad de imagen superior por unos pocos euros más. Otra opción válida es la singular película Washi Film X, una película divertida y original, que nos regala un viaje de medio siglo atrás en el tiempo.
ISO 200 sin grano
Las películas negativas en color incorporan la tecnología T de grano plano (tabular). El grano –pese a la sensibilidad de ISO 200– es prácticamente invisible, mostrando digitalizaciones perfectas. El aspecto de muchas fotografías realizadas con Kodak Gold 200 poseen cierto aire digital, pero mostrando los tonos que sólo podemos conseguir con la película fotográfica. He utilizado Gold 200 en el formato 120, consiguiendo una mayor calidad que la ofrecida por el formato de 35mm. Sin embargo, incluso en el formato de 35mm Gold 200 facilita ampliaciones y recortes, sin perder la calidad general de la imagen.
Contraste
El alto contraste de Gold 200 nos remite a su concepto primigenio, orientado al segmento de consumo. El alto contraste disimula la falta de definición de las películas de gama aficionado. Sin embargo, este elevado contraste es una de las señas de identidad de Kodak Gold 200 y uno de los factores que –además del precio– más determinan la decisión de compra de esta película por parte del segmento menos exigente. Por otra parte, un contraste alto facilita una mayor sensación “de enfoque” a los ojos, muy en la línea de las fotografías que conseguimos con un smartphone.
Calidad del color
La esencia de una película en color es precisamente su interpretación del color. Un exceso de amarillo ha empañado desde su lanzamiento la respuesta cromática de Kodak Gold 200. Lo peor es que –en mi opinión– la deja en un territorio ambiguo y pantanoso, pues carece de la impecable fidelidad de Fujicolor C200 o de la singularidad tonal de Washi Film X. Gold 200 se queda a medio camino entre la precisión del color y la libre interpretación de las películas más outsiders. Para mí es una película acomplejada por la calidad de sus primas Portra y su hermanastra Pro Image 100, todas de Kodak.
Latitud de exposición
En el paraíso de la fotografía la iluminación sería uniforme y constante. La diferencia entre altas y bajas luces sería apenas de un par de valores E.V, pero vivimos en una realidad lumínica caótica y torturadora para muchas películas. Kodak Gold 200 no ganará el premio a la película con mayor latitud de exposición de la historia. Las zonas subexpuesta muestran muy poca información. Además, la tendencia al amarillo se pone en evidencia en las zonas donde la exposición se queda corta. Por el contrario, soporta de manera muy digna la sobre exposición, llegando a mostrar detalle en las zonas más iluminadas.
Las pruebas
He utilizado una cámara Mamiya C330 y los objetivos Mamiya-Sekor C 65mm ƒ/3.5 y Mamiya-Sekor C 105mm ƒ/3.5 DS, equivalentes en formato de 35mm a las focales de 32mm y 60mm. Al tratarse de una cámara manual y mecánica sin fotómetro he disparado el rollo de formato 120 a puro “ojímetro”. La película se ha revelado en Shooters Film Lab mediante proceso C-41.
Conclusión
La propia definición de película de consumo incluye tener el precio más asequible del mercado, algo que no sucede con la Kodak Gold 200. El renacimiento de la fotografía analógica ha recuperado miles de cámaras olvidadas en armarios y también una forma de fotografiar más cerca de la pasión y la creatividad que de la tecnología. Sin embargo, la desaforada voracidad de los grandes fabricantes de película fotográfica han traído la mayor especulación jamás vista en la industria fotográfica. Me parece vergonzoso que una película como Kodak Gold 200 haya triplicado su precio en los últimos años. Están matando a la gallina de los huevos de oro. Ya lo hicieron antes con la fotografía digital.
Nunca he sido un entusiasta de Kodak Gold 200. Me parece una película sin personalidad alguna, con colores vulgares y una respuesta desigual. Es muy triste que ésta sea una de las opciones más asequibles para fotografiar en color con una cámara analógica. Personalmente, prefiero la pureza aséptica de Fujicolor C200. El evidente desvío del color hacia los tonos amarillos son más un fallo que una característica propia de esta película. Es prácticamente imposible conseguir blancos limpios. La ictericia hecha foto.
Lo mejor
- Disponibilidad
- Contraste medio-alto
- Estabilidad
Mejorable
- Relación calidad-precio: 13,50 euros
- Reproducción del color
- Latitud de exposición
Valoración
- Grano:
- Contraste:
- Saturación:
- Fidelidad del color:
- Latitud de exposición:
- Relación calidad-precio:
- Valoración personal: