Ilford FP4 125 clásica
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Probé por primera vez la película Ilford FP4 125 en Londres. Con apenas 20 años, con mi primo Queco y mi equipo de Contax RTS aterricé en un Londres que ya no existe. De hecho, ya ni siquiera existe la compañía aérea con la que volamos (Air Hispania). Cargando película Kodachrome y Kodak Tri-X, me encontré con una ciudad mucho más soleada de lo esperado, así que opté por guardar el Tri-X y comprar película de blanco y negro de menor sensibilidad. En Keith Johnson Photography (lastimosamente también desaparecida) compré película Ilford FP4 125 clásica, que guardé en mi primera bolsa Billingham. Faltaban décadas para que llegase el “Plus” a la FP4.
Clásica entre los clásicos
La película Ilford FP4 125 original ofrecía imágenes de aspecto clásico. Muy clásico. Desbordantemente inglés. La gama de grises parecía interminable, casi infinita, y superaba de largo a la ofrecida por mi muy amada Kodak Plus-X. Sin embargo, a pesar de su muy amplia gama de grises no era una película plana y aburrida como es hoy la versión “Plus” o sus primas Ilford Delta. La Ilford FP4 clásica mostraba blancos puros y negros intensos y un contraste medio impecable. El grano sería hoy el equivalente al que podemos encontrar en las películas actuales de ISO 400 de grano cúbico clásico, como Fomapan 400 Action o la eterna Kodak Tri-X 400.
Mi Contax RTS y tres ópticas Carl Zeiss (Distagon 25mm ƒ/2.8, Planar 50mm ƒ/1.7 y Planar 85mm ƒ/1.4) consiguieron sacar el máximo rendimiento a una película que no sólo supo seducirme en tierras inglesas. Ilford FP4 125 clásica se alternaba con Kodak Plus-X 125 en mis preferencias en la película en blanco y medio de sensibilidad media. Cuando regresé de Londres en casa me esperaba el revelador Kodak D-76, un revelador clásico y polivalente, pero que no destaca por mostrar un grano fino. Y tampoco la película Ilford FP4 125 clásica no se caracterizaba por su grano fino. Un tiempo más tarde conocí las bondades del revelador Ilford Perceptol, que ofrece un grano más fino y una excelente gradación tonal.
Una historia de más de 40 años
Hace unas semanas llegó a mis manos un lote de películas de formato 120 caducadas. Algunas habían caducado hace más de medio siglo (¡hay una Ilford HP4 caducada en 1970!) y otras “apenas” poco más de 25 años. Entre esa amalgama de rollos distinguí el antiguo packaging de la película Ilford FP4 125 clásica e inmediatamente recordé las largas caminatas por las callejuelas de aquel Londres que era una mezcla de las reminiscencias del Imperio Británico, el punk y las “meat samosas”. Me garantizaron que la película había estado siempre refrigerada, lo que me aventuraba a no modificar la sensibilidad nominal o hacerlo sólo en 1 E.V. Aposté por un revelado tradicional con la sensibilidad de ISO 125 y el resultado no me defraudó.
Ilford FP4 125 clásica: el grano más tradicional
Nunca me ha molestado el grano de la película fotográfica. A diferencia del ruido digital, si es uniforme, encuentro que el grano de la película fotográfica es estético y la prueba física de estar ante una fotografía analógica. El grano de la película Ilford FP4 125 clásica es el tradicional cúbico, anterior al grano de tecnología T de las películas Kodak T-Max o Ilford Delta. El aspecto de las fotografías realizadas con la versión clásica de Ilford FP4 nos traslada a la estética de las fotografías de en blanco y negro de mediados del siglo pasado. El tamaño del grano es similar al que ofrecen las películas de ISO 400 actuales de grano cúbico tradicional, como la poco valorada por desconocida, pero excelente, Ilford Pan 400.
Contraste
A diferencia de la versión “FP4 Plus” actual, la Ilford FP4 125 clásica ofrece un contraste medio-alto. Es una película más viva, con mayor personalidad y que muestra imágenes con más vida y mayor dinamismo que la aburrida versión “Plus”. La nobleza de la versión original de Ilford FP4 facilita su procesado con el mayor número de reveladores. Esto significa que podemos conseguir desde un contraste suave con reveladores como Ilford Perceptol a un contraste medio y más dinámico con Kodak Xtol o ADOX Atomal 49 y –para quienes gustan del máximo contraste– reveladores enérgicos como Rodinal o Kodak HC-110. Ilford FP4 125 clásica es la película más personalizable que conozco, junto a las antiguas y maravillosas versiones de Kodak Plus-X 125 Pan y Tri-X 400 Pan.
“Always refrigerated”… a pleno sol
Hace décadas que Ilford dejó de fabricar la versión clásica para dar paso a la nueva “Plus”, una película que ofrece un grano más pequeño, pero que ha perdido –en mi opinión– gran parte de esa personalidad tan inglesa de la FP4 original. Los más de 40 años desde la fecha óptima de disparo desvelaron que nunca debes creerte lo que prometen por internet y que más de dos décadas de caducidad en la película fotográfica es un tiempo excesivo, si se busca la calidad original de esa vieja película. Además del clásico velo que produce el paso del tiempo, en el negativo aparecen todo tipo de manchas, se aprecian más en las sombras y tonos medios.
¿Comprar o no comprar? Ésa es la cuestión
El renacimiento de la fotografía analógica ha supuesto la recuperación de miles de cámaras olvidadas en los armarios de padres y abuelos. La curiosidad de la nueva generación de amantes de la fotografía tradicional y la nostalgia de quienes crecimos con la película fotográfica nos ha llevado a buscar alternativas más clásicas que la oferta actual de películas. La caducidad de la película en blanco y negro (bien conservada) es muy superior a la fecha indicada en su envase. Retomé la fotografía analógica con unos carretes de Ilford Pan 100 que me regaló mi amigo Marcel·lí Sàenz, que habían caducado hacía más de 15 años. Película que había guardado en su nevera. Revelé con los tiempos canónicos y el resultado fue perfecto.
Sin embargo, me he encontrado que no siempre la conservación es la correcta, pese a que se anuncien en webs de compra-venta como “always refrigerated”. Esto me lleva a no recomendar comprar película caducada hace más de dos décadas. El riesgo de que salga mal es muy superior a la satisfacción que se obtiene al disfrutar del aspecto más clásico las películas fabricadas en el siglo pasado.
Las pruebas
Todas las fotografías se han realizado con una película Ilford FP4 120 clásica, caducada en 1985. Ante la incerteza de la respuesta de una película expirada hace casi 40 años, pensé que utilizar un revelador mágico como Rodinal en un revelado tranquilo (stand development) durante 1 hora en disolución 1:100 podría ser la alternativa más segura y racional. Pero al disponer de tres rollos de esta película me arriesgué y al final me decanté por un revelador clásico como Kodak D-76. Procesé la película durante 9 minutos en disolución stock a 20º de temperatura, con agitación continua durante el primer minuto y una inversión cada 30 segundos durante su revelado. Utilicé la cámara de formato medio Mamiya C330 con el angular Mamiya-Sekor 65mm ƒ/3.5 y exposición “a ojímetro”.
El resultado general me gusta mucho más que el ofrecido por la nueva versión “Plus”. Pese a ser una película con un grano más visible, Ilford FP4 125 clásica me regala un contraste más seductor, una gama de grises muy amplia, blancos más puros, negros profundos y densos y ese aspecto clásico y “retro” que sólo las viejas películas en blancos y negro son capaces de conseguir.
Conclusión
La película Ilford FP4 125 clásica me traslada a un Londres que ya no existe. Un Londres en blanco y negro, antes de transformarse en la moderna ciudad Olímpica. Gracias a aquella FP4 original descubrí que había mucho mundo, más allá de mi amado y muy añorado Kodak Plus-X. Los grises de la película Ilford FP4 125 clásica –en mi opinión– no tiene nada que envidiar a la actual versión “Plus”, a la que supera en la pureza de los blancos y la profundidad y densidad de los negros. Es verdad que el grano es visible, pero –a diferencia del ruido digital– el grano fotográfico resulta estético y una de las señas de identidad de la fotografía analógica.
Es una lástima que Ilford se conforme con sólo lanzar un packaging retro de sus películas más populares (FP4 Plus y HP5 Plus) y niegue a las generaciones más jóvenes la posibilidad de disfrutar del aspecto más clásico de la fotografía analógica.. La ausencia de ruido (grano en la fotografía analógica) de la fotografía digital acostumbró a una estética excesivamente limpia a los ojos. La perfección. La homogeneidad. Un mundo libre de imperfecciones. Un mundo irreal y absurdo. Amo el grano de la película fotográfica y la imperfección de la vida real. Por eso he regresado a la fotografía analógica: para disfrutar cada segundo de una vida imperfecta.