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Opinión

Fotografía deportiva

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La fotografía se clasifica en diferentes ámbitos, algunos reservados de manera prácticamente exclusiva a los profesionales. Es posible realizar buenos retratos con el zoom de kit de una cámara réflex o mirrorless y también plasmar un paisaje, incluso con una cámara compacta. Sin embargo, hay campos más especializados, como la fotografía deportiva, que –por su dificultad técnica o condiciones de luz– seguirán siendo coto privado de los profesionales o de aficionados muy avanzados.

La dificultad para estar cerca de la acción en una actividad deportiva exige trabajar con objetivos más allá de los 200mm y en muchas ocasiones, con ópticas que además sean muy luminosas. El precio de los grandes teleobjetivos (comprendidos entre 300mm y 600mm y luminosidad ƒ/2.8 o ƒ/4) llegan a superar los 10.000€, motivo que reduce su uso –en la práctica totalidad de los casos– a diarios, revistas y agencias de fotografía.

Equipo

Capturar el instante decisivo de una jugada requiere no sólo una elevada cadencia de disparo, sino el sistema de enfoque automático más rápido del mercado y una excelente respuesta al disparar con sensibilidades elevadas. La autonomía de las baterías debe permitir un alto número de disparos y la construcción de la cámara debe garantizar trabajar en las condiciones más adversas, desde un frío intenso a lluvia. Tan sólo los modelos de gama más profesional me garantizan cumplir con cada una de estas exigencias, destacando las dos cámaras que –en mi opinión– más destacan para la fotografía deportiva: la Canon EOS 1D X Mark II y la Sony A9, las reinas del segmento réflex y mirrorless, respectivamente.

En la actualidad es posible suplir el desembolso desorbitado de los grandes teleobjetivos ultra luminosos por zooms de focales largas, como el excelente Canon EF 100-400mm ƒ/4.5-5.6 L IS II USM, que facilita una una mayor versatilidad al profesional, al tratarse de una óptica de focal variable. Otra opción en zoom muy utilizada por los profesionales de la fotografía deportiva es el Canon EF 200–400mm ƒ/4 L IS USM, si bien su precio supera los 11.300€.

Sin embargo, seguirán siendo los súper teleobjetivos clásicos los más utilizados en la fotografía deportiva, como:

  • 300mm ƒ/2.8
  • 400mm ƒ/2.8
  • 500mm ƒ/4
  • 600mm ƒ/4

Fotografía deportiva: el instante es lo que cuenta

La magia de la fotografía deportiva reside en capturar el instante que define a un deportista o un deporte. Conocer el deporte, familiarizarnos con los participantes y anticiparnos a las jugadas requieren una práctica que no siempre es tendremos, en especial si fotografiamos una competición por eliminatorias. A diferencia de otras disciplinas fotográficas, en la fotografía deportiva no tenemos más control que saber elegir elegir el momento del disparo, pues no podemos pedirle a un deportista que permanezca en el aire en un salto mientras nosotros acabamos de ajustar el enfoque.

Elegir el momento justo del disparo requiere anticipación, pues durante las milésimas que tarda nuestro cerebro en enviar la señal de pulsar  el disparador la acción se ha seguido desarrollando y no será difícil que siempre lleguemos tarde a la hora de capturar ese instante mágico, sino aprendemos a anticiparnos a la acción. Aprender a leer el juego será fundamental para empezar a dar los primeros pasos en la fotografía deportiva.

Primeros pasos en fotografía deportiva

Recomiendo a los usuarios interesados en la fotografía deportiva observar la disciplina que van a fotografiar, para –a continuación– seguir durante un buen rato con la cámara a los participantes que más nos llamen la atención, antes de empezar a disparar. De lo contrario, será muy fácil encontrarnos con cientos de fotos desenfocadas y sin ningún interés fotográfico. El verdadero fotógrafo de deportes no captura una panorámica del juego, sino que aísla jugadas concretas y al deportista más destacado. Para eso se deberán utilizar las focales más largas y aprender a seguir las jugadas.

Para aquellos deportes que repiten una mecánica de juego, recomiendo encontrar el lugar idóneo –si es posible– para obtener la imagen más impactante, pues en muchas ocasiones existen zonas dedicadas a la prensa deportiva y es muy difícil acceder incluso a la zona de público. Un saque de tenis o volley, el tiro libre en baloncesto o una competición de natación nos servirán para empezar a practicar en una de las disciplinas más exigentes de todo el panorama fotográfico.

Disparando en interiores

Muchas disciplinas deportivas se realizan en interiores. Salvo las instalaciones en las que se desarrollan ligas de máxima división, la luz en los recintos cubiertos será más bien escasa, sino insuficiente para fotografiar. La imposibilidad de disparar con flash obliga a los fotógrafos deportivos a disparar con sensibilidades muy elevadas, superando incluso los 12.800 ISO. De ahí la importancia de disponer de cámaras capaces de ofrecer una calidad de imagen elevada con valores ISO muy altos.

Una de las prioridades intocables en la fotografía deportiva es disparar con velocidades de obturación elevadas (hasta 1/4.000seg. o más), que permitan congelar el movimiento, lo que dificulta aún más si cabe disparar con sensibilidades elevadas. Un buen ejemplo es la fotografía inferior, que se disparó con la cámara Canon EOS 1D X Mark II a 51.200 ISO y una velocidad de obturación de 1/2.000seg.

Congelar el movimiento

El movimiento de un deportista es variable en cada disciplina. El salto de una gimnasta o la entrada de un saltador en el agua necesitan velocidades de obturación muy elevadas, al igual que si deseamos congelar el impacto de una mano golpeando una pelota de volley, deformada durante milésimas por el impacto. Cada deporte, cada captura requiere de velocidades de obturación específicas, capaces de congelar el clímax deportivo.

Recomiendo no bajar de 1/500seg. en deportes de velocidad media, como fútbol, rugby o baloncesto, pero en jugadas concretas (como congelar el balón en un lanzamiento) no será difícil tener que incrementar la velocidad de obturación hasta 1/4.000seg. o incluso más. La luz disponible y luminosidad máxima del objetivo determinará poder utilizar sensibilidades bajas o medias o –por el contrario– disparar con valores ISO altos o muy altos, con la consiguiente pérdida de calidad de imagen.

Aislar la acción del fondo

Nada molesta en una fotografía más que en una misma imagen concurran diferentes elementos que distraigan la atención de quien mira esa foto. Los grandes teleobjetivos (de 300mm o más) son de gran ayuda para evitar que una carrera parezca una procesión de Semana Santa y en la fotografía aparezca hasta el gato de la vecina. Como será poco probable que el aficionado que se inicia en la fotografía disponga de un 600mm ƒ/4 y en su lugar disponga de un zoom 70–300mm recomiendo disparar con el diafragma más abierto y –de esta manera– conseguir el máximo desenfoque posterior posible. Claro que eso exige a la vez la máxima precisión del enfoque…

Enfoque: adiós al AF-S

El movimiento constante de los deportistas (siempre errático) determina que situemos el selector de enfoque en modo AF-C. Olvidemos el enfoque puntual, para adentrarnos a experimentar con el enfoque por zona o área. Antes de empezar a disparar, recomiendo seguir a un deportista en concreto unos minutos. Así aprenderemos qué rutinas son las más frecuentes. Y sólo así poder adelantarnos a la hora del disparo. La anticipación en el disparo no es una cuestión de destreza, sino de práctica.

Los detalles

No siempre la mejor fotografía deportiva es aquella en la que aparece un balón o se plasma una figura en gimnasia. En ocasiones debemos fijarnos en qué nos depara la inmediatez. Necesitamos aprender a jugar con los detalles inesperados, como la sombra del balón que se acerca al deportista. Los instantes de descanso en un entreno o entre jugada y jugada son otros momentos en los que un fotógrafo deportivo no debe despegar el ojo del visor.

De ahí que insista en la importancia de conocer el deporte y a los deportistas que participan. Dedicar unos minutos a observar. Primero sin cámara. Para seguir después a través del ocular las jugadas. Son el abecé que cualquier amante de la fotografía deportiva debe practicar. Incluso un profesional que debe cubrir un deporte nuevo para él suele recurrir a este técnica.

Conclusión

La fotografía deportiva es –probablemente– la disciplina más especializada de todos los ámbitos fotográficos. No sólo el equipo idóneo es el más caro. También resulta muy difícil acceder a la zona de fotógrafos en un recinto deportivo. Habitualmente está reservado a los profesionales acreditados de diarios y agencias de noticias. Sin embargo, es uno de los ámbitos fotográficos que más llama la atención de los aficionados.

El aficionado que quiera dar sus primeros pasos en la fotografía deportiva deberá aprender a esperar. A estudiar bien el juego. A sus participantes y a elegir –de manera anticipada– el momento del disparo. No desesperen si en las primeras 100 fotos disparadas apenas sólo hay un par enfocadas. La fotografía deportiva no tiene término medio: una foto apasiona o decepciona. Y en ocasiones, esa decepción no es más que el reflejo del fracaso del propio deportista…

Utilizar velocidades de obturación altas que garanticen congelar el movimiento, Acercarnos al máximo a la acción (sólo se consigue con las focales más largas). Conocer el deporte que fotografiamos. Éstas serán las claves para alcanzar una calidad elevada en la fotografía deportiva. La paciencia y la perseverancia son dos aliadas de gran ayuda en este ámbito fotográfico. Como decía el capitán Archibald Witwicky… sin sacrificio no hay victoria.

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