Canon MP-E 65mm ƒ/2.8 Macro

El macro es uno de los campos más especializados en la fotografía; no solo se necesitan objetivos específicos, también son necesarios accesorios como flashes dedicados, fondos y mucha experiencia, si se desean obtener imágenes con calidad profesional. Se considera “macro” a aquel objetivo capaz de ofrecer una relación 1:1 con el objeto fotografiado, si bien existen en el mercado varios objetivos considerados macro que tan solo ofrecen una relación 1:2, como los Makro 50 y 100mm de Carl Zeiss.

El objetivo Canon MP-E 65mm es la óptica macro más peculiar del amplio abanico de objetivos que existen en el mercado, pues proporciona una relación 5:1, es decir, los objetos aparecen cinco veces más grandes que su tamaño real. Uno de los secretos del MP-E 65mm es su corta distancia de enfoque y una helicoidal que se extiende como en ningún otro objetivo macro del mercado.

En las manos

Pese a ofrecer unas dimensiones compactas, su peso (710 gramos) revela la elevada calidad de los materiales de construcción, además de incluir el aro para roscar al trípode ; sin tratarse de una óptica de la serie L de Canon, está construido en metal de la más alta calidad, algo que –por desgracia– suelo echar en falta en muchos de los objetivos de la más prestigiosa serie de Canon. La extensión del aro de enfoque es su seña de identidad más significativa, pues llega a triplicar la longitud del objetivo.

Ergonomía y diseño

El diseño del macro MP-E 65mm es probablemente el único capaz de albergar una helicoidal capaz de girar varias veces sobre sí misma; no es una óptica bonita, ni el mejor objetivo para ganar un premio al diseño innovador, pero sus prestaciones tan especiales lo convierten en la única herramienta capaz de conseguir fotografías macro con relación 5:1. El amplio aro de enfoque es el elemento más significativo, además de la rosca para trípode, nada habitual de encontrar en un objetivo de dimensiones tan compactas.

Características técnicas

Incorpora 10 elementos, distribuidos en 8 grupos ópticos; 1 elemento de ultrabaja dispersión (UD) mantiene el contraste en niveles muy altos, siendo uno de los objetivos más sobresaliente en este aspecto del amplio catálogo de ópticas Canon. El diafragma está compuesto por solo 6 láminas, algo insólito en este fabricante. La abertura mínima es de ƒ/16, cifra nada común en un objetivo macro, pero que tiene una poderosa razón de ser, por la enorme extensión del objetivo cuando enfoca en las distancias más cortas.

Prestaciones

Las prestaciones del MP-E 65mm de Canon están más cerca de la microfotografía que del macro, pues su extraordinaria capacidad de ampliación 5:1 magnifica los objetos más pequeños hasta crear un mundo muy cercano a la mítica serie de los años 60 “Tierra de gigantes”. La cabeza de sencillo alfiler se convierte en el más descomunal de los clavos y la minúscula semilla de una fresa se torna en un objeto surreal, casi imposible de adivinar. Pese a que conozco a algún usuario capaz de obtener resultados más que dignos disparando a pulso, el trípode es el compañero inseparable de este objetivo súper macro.

Iluminación

Al acercar tanto el elemento frontal del objetivo al motivo a fotografiar es muy fácil crear sombras indeseadas, por lo que recomiendo el uso de un flash anular. Para estas pruebas he utilizado el nuevo flash Canon Macro Ring Lite MR-14 EX II, que ofrece un perfecto control del destello, aún cuando el objetivo trabaje en su máxima extensión. Los paneles frontales traslúcidos, situados delante de las lámparas de destello, ofrecen una iluminación más suave que los flashes tradicionales, consiguiendo imágenes sin sombras duras.

Enfoque manual

Siempre he considerado que la velocidad del enfoque automático es un dato absurdo en los objetivos macro, pues siempre se enfoca a mano; solo utilizando el enfoque en modo manual es posible seleccionar el punto de foco que más nos interesa, ya sea fotografiando los más diminutos detalles de flores, pequeños insectos, sellos, joyas o cualquier objeto de dimensiones reducidas. El amplio aro de enfoque ofrece el recorrido más largo del panorama fotográfico, lo que impide un diseño de enfoque interno.

Profundidad de campo… ¡Nula!

Solemos desechar muchas fotografías realizadas con objetivos macro por su escasa profundidad de campo. La abertura mínima de ƒ/16 es de por sí escasa para trabajar con ópticas macro, pero cuando se trabaja con relaciones macro superiores al 1:1 es posible conseguir más que un par de milímetros de foco ni cerrando el diafragma al máximo. ¿Qué sentido tiene entonces fabricar un objetivo que no ofrece la profundidad de campo suficiente para plasmar un insecto en todo su esplendor? La respuesta está en la elevada calidad óptica, sus prestaciones única de aproximación y en el método “Focus Stack” o apilamiento de enfoque.

Cuando muchos son uno (Focus Stack)

Si alguien me dijera que para realizar una sola fotografía puede necesitar más de 80 disparos, sin duda pensaría que se trata de una fotografía deportiva que precisa congelar el instante decisivo, pero 80 fotogramas del mismo objeto inerte, disparando con trípode y con la misma iluminación? ¡Absurdo!

El método “Focus Stack” consiste en ir enfocando y disparando desde el plano más cercano a la cámara hasta el más alejado, para posteriormente editar solo las zonas enfocadas. El número de fotografías puede llegar a superar el centenar, así que no recomiendo este objetivo a los amantes de la velocidad y las prisas. Pero lo que en teoría es una solución, en la práctica es un verdadero infierno, si no se dispone de las herramientas adecuadas. Al ir enfocando los distintos planos del motivo, la relación macro cambia de manera proporcional al tamaño de aquello que fotografiamos, razón por la que es necesario un carril de enfoque que corrija la ampliación del motivo.

Cuando se trabajan con relaciones macro superiores al 1:1 es imprescindible utilizar un un carril de enfoque, pues al variar el enfoque, la imagen se redimensiona, como si estuviéramos utilizando un zoom. Cuanto mayor es el factor de ampliación, inferior es la profundidad de campo, prácticamente nula al disparar a 5:1 y de ahí la necesidad de trabajar con el sistema de apilado de imágenes. Hablar de milímetros en la fotografía macro más extrema es todo un lujo, ya que lo habitual es medir el enfoque y la profundidad de campo en micras.

Es obligatorio ir desplazando el enfoque desde el punto más cercano a la cámara hasta el último que se desea conseguir a foco, realizando todo esto con variaciones de hasta 17 disparos por milímetro. Es fácil que la suma de todos los disparos en una sola foto supere el centenar. Las imágenes realizadas con este método están realizadas por Javier Replinger, uno de los maestros españoles de los macros más extremos. La fotografía superior se disparó con un factor de 2,5:1 y el sistema de apilado de imágenes, mientras que la inferior se realizó con el objetivo a 5:1 y el mismo método de apilado.

Me dijeron que para conseguir resultados óptimos en el enfoque debía disparar varias docenas de fotografías y agruparlas en procesado posterior, me imaginé manejando capas y capas de ajuste, pero el apilado de enfoque se resuelve de manera muy sencilla con Adobe Photoshop, si bien existen programas específicos, como ZereneStacker. Con Photoshop basta abrir las imágenes y acudir al menú “Archivo”, seleccionar la opción cargar archivos en pila, seleccionar todas  las fotografías y entrar en el menú “Editar” (submenú de fusionar capas automáticamente) para lograr la fusión de todas ellas en una sola imagen, que según el número de disparos puede sobrepasar los 10 Gb; el software detecta la zona de foco en cada imagen y “pega” las fotografías anterior y posterior de manera precisa, logrando aumentar (de manera artificial) la profundidad de campo de la fotografía final.

Calidad de imagen

Los objetivos macro suelen ofrecer la máxima calidad óptica, gracias a un alto contraste y una resolución lineal (detalle) muy elevada; ópticas como las dos versiones del 100/2.8 macro de Canon o el Tamron 90/2.8 ofrecen los más altos niveles de calidad de imagen. Entonces, para qué fabricar un objetivo como el MP-E 65mm macro? Lejos de ser un simple argumento de márqueting para aumentar sus ventas, Canon diseñó un objetivo capaz de “llegar más allá” del concepto macro, acercándose a los resultados que se pueden obtener con un fuelle o varios aros de extensión.

Las imágenes aparecen muy nítidas y contrastadas, pero mantienen la máxima fidelidad del color. Los objetivos Canon nunca se han caracterizado por ofrecer un alto contraste, como los fabricados por Carl Zeiss, pero este MP-E 65mm macro es de las ópticas más contrastadas que han pasado por mis manos. La complejidad del enfoque y unas aplicaciones muy específicas lo convierten –probablemente– en la óptica más especializada del mercado y en una de las menos comerciales; sin embargo, no existe otra capaz de lograr sus resultados.

Pruebas y resultados

Todas las fotografías se han realizado con una cámara EOS 5D Mark III, disparando en modo de enfoque manual y aplicando el sistema “Focus Stack” de apilamiento de enfoque en algunas fotografias. El nuevo flash anular Canon MR-14 EX II ha resuelto muy satisfactoriamente la iluminación, pese a tener que compensarla en las fotografías más cercanas, debido a la extensión del tubo de enfoque. A partir de la relación 2:1 es necesario compensar de manera considerable la exposición, hasta valores superiores de +3 E.V. La fotografía inferior de la piel de una pescadilla se disparó con el nuevo flash anular de Canon y una compensación de +2 E.V.

Nunca había entendido cómo los especialistas en macrofotografía logran capturar y –especialmente– detener esos espectaculares insectos que fotografían. La respuesta es sencilla: se atrapan, se congelan, se rehidratan y con amoniaco se logra devolver “la vida” a los ojos del insecto. Con práctica y paciencia, se logra situar las patas hasta que adopten la pocisición deseada. He preferido recurrir a pequeñas moscas artificiales (entre 10 y 15mm), de las que se utilizan para pesca, para ilustrar parte de la prueba.

Conclusión

Las fotografías de análisis solo se pueden realizar con el MP-E 65mm de Canon, pues ningún otro fabricante dispone (ni ha tenido jamás) una óptica de estas características. La calidad de los materiales de construcción es sensacional, siendo el objetivo ajeno a la serie L que mejores sensaciones me ha transmitido en las manos, pues tan solo el recubrimiento de goma del amplio aro de enfoque es el único elemento que no es de metal; el recorrido del aro de enfoque es el más largo de todo el panorama fotográfico (540º… sí, una vuelta y media en el aro de enfoque), pero se mantiene suave de extremo a extremo.

El MP-E 65mm macro de Canon no permite fotografiar paisajes, ni retrato, ni capturar escenas deportivas, instantáneas urbanas, ni ningún otro ámbito fotográfico alejado la macrofotografía más extrema y pese a una versatilidad tan limitada, ofrece unas prestaciones únicas, pues solo él es capaz de conseguir con la máxima calidad de imagen capturar escenas tan singulares. La calidad de imagen es soberbia, mostrando un alto contraste y elevado detalle. Como valor añadido, debo confesar que es una de las ópticas más desesperantes que jamás han pasado por mis manos, pero también una de las más divertidas.

Agradecimientos:

• Pepe Fuentes
• Javier Replinger (foto de insecto y geco, realizadas mediante apilado): macrosmuymacros
• Grauvell

Lo mejor

• materiales de construcción
• diseño singular
• prestaciones únicas
• calidad de imagen
• alto contraste
• máxima resolución lineal
• fidelidad de color absoluta
• enfoque manual suave y muy preciso

Mejorable

• escasa versatilidad
• prestaciones muy específicas
• requiere mucha práctica
• precio: 1.079 euros

Valoración

• construcción:
• ergonomía y diseño:
• prestaciones:
• calidad óptica:
• relación calidad-precio:
• valoración personal: