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Opinión

Resolución y calidad de imagen

Compratir

Los fabricantes de cámaras fotográficas siempre han relacionado de manera más o menos velada resolución y calidad de imagen. En vista de lo que piensan muchos aficionados parece que la repitición de una mentira se acaba convirtiendo en verdad. El concepto de “a mayor resolución, más calidad de imagen” ha sido y sigue siendo una poderosa arma de márqueting.

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Me siento un privilegiado por haber sido testigo de la transición de la fotografía de soporte químico a la fotografía digital. Pasar de la película al sensor supuso una revolución mayor que pasar del blanco y negro al color. La evolución del analógico al píxel se cobró la extinción de nombres míticos en la historia de la fotografía: Kodak y Agfa, en película; Contax, Yashica y Minolta, en cámaras de 35mm y Rolleï y Bronica, en cámaras de formato medio.

resolución y calidad de imagen Contax

Incluso algunos de los supervivientes han quedado seriamente heridos y su presencia en el mercado es meramente testimonial. Los smartphones han devorado a las cámaras compactas. El formato medio ha migrado al entorno mirrorless, con Hasselblad y Fujifilm. Los grandes respaldos digitales han desaparecido. Olympus ha sido vendida a un fondo buitre. Nikon se tambalea y Pentax es una sombra de lo que llegó a ser.

¿Tienen hoy sentido las cámaras compactas?

Los teléfonos móviles de última generación ofrecen una calidad de imagen “resultona” a la vista. Otro tema es la calidad real en una buena pantalla. El precio de los smartphones se ha disparado en la última década, llegando a costar más de mil euros los modelos más caros. Si hace dos décadas las compactas digitales dominaban las ventas en la industria fotográfica, hoy apenas unos pocos modelos compactos sobreviven. Con la calidad y precio de los teléfonos móviles, tiene sentido comprar una cámara compacta?

resolución y calidad de imagen Compacta

En mi opinión, sólo si se es un apasionado de la fotografía y se eligen modelos como la Leica Q2 o alguna de las versiones de la Fuji X100. Los propios fabricantes se encargaron de dinamitar los puentes de las cámaras compactas, al lanzar en demasiadas ocasiones modelos con una calidad general más que dudosa. El plástico se instauró como material de construcción y los sensores ofrecían (en el mejor de los casos) una calidad muy discreta. En cuando los smartphones mejoraron el software, las cámaras compactas empezaron a morir.

resolución y calidad de imagen smartphone 3

Los primeros pasos

La fotografía digital llegó con cámaras compactas muy básicas, como la Casio QV-10, que ofrecía una resolución máxima de…  ¡320 x 240 píxeles! Su precio (casi 1.000 euros) contrastaba con unas prestaciones hoy ridículas: una resolución de 320 x 240 píxeles y una pantalla LCD, de 1,8″. En dos años la resolución se incrementó hasta los 1,3 millones de píxeles. Llegaron marcas y modelos como las Agfa ePhoto 1280, Fujifilm MX700 y Olympus con las cámaras Camedia. La calidad de imagen permitía hacer copias en papel (en esa época aún se hacían) a un tamaño de 15 x 20cm.

resolución y calidad de imagen Agfa e1280

El segmento profesional seguía en manos de Canon y Nikon, que con modelos de sólo 2 millones píxeles exigían precios superiores a los 7.000 euros. Los respaldos digitales Phase One, Agfa y Sinar superaban ampliamente los 30.000 euros… y puedo asegurar que más de un profesional acabó trabajando con ellos, aunque tardasen casi un lustro en amortizarlos.

Y el píxel se estableció entre nosotros

Ofrecer cámaras con mayor resolución se volvió la obsesión de muchos fabricantes que primaron cantidad en lugar de calidad, especialmente en el segmento profesional. Si bien ya era posible conseguir copias en papel fotográfico a un tamaño 50 x 75cm. con apenas 5 millones de píxeles, la calidad aún no era equiparable a la que se obtenía con una buena película de soporte químico. Las fotografías de este apartado se dispararon una una Sony DSC-F717 a ISO 100. Las compactas de altas prestaciones incorporaban ópticas de alta calidad, buenas prestaciones y fueron una alternativa a las carísimas primeras réflex digitales. En el caso de la 717 de Sony, incorporaba un zoom Carl Zeiss de focal equivalente a un 38–190mm y luminosidad máxima de ƒ/2.

resolución y calidad de imagen Canon IXUS

Poco a poco, los fabricantes de cámaras compactas abandonaron el carrete de 35mm y apostaron por la tecnología digital. El sensor Super CCD de Fujifilm y las cámaras Canon IXUS y Olympus Stylus empezaron a formar parte del día a día digital. Las cámaras réflex adoptaron el sensor de formato APS-C, el gran fracaso de la fotografía de soporte químico. Modelos tan recordados como las Canon 30D y Nikon D80 se convirtieron en las cámaras de muchos profesionales.

La carrera de la resolución

La primera década de la fotografía digital resultaba incierta para todos los fabricantes. Canon y Nikon trataban de mantener su liderazgo en el mercado réflex. Pero los fotógrafos profesionales veían con impotencia como las cámaras de segmento más alto superaban fácilmente el millón de pesetas (6.000€). Era un coste que no siempre podía amortizarse en el plazo en que el mercado se renovaba. Con el píxel, llegó a la fotografía la obsolescencia programada y el consumismo más duro.

Recuerdo cuando Canon y Nikon tardaban una década (sino más) entre modelos profesionales. De la Nikon F2 a la F3 pasaron más de 10 años y lo mismo sucedió con la F4. Canon siguió lo mismos pasos entre la “vieja” F-1 y la nueva versión F-1. Las cámaras profesionales de 35mm estaban hechas para durar. Aún hoy es posible encontrar algunas en perfecto funcionamiento, reposando en los escaparates de tiendas de segunda mano y vestidas con las marcas que deja el tiempo en la piel.

Resolución y calidad de imagen Nikon F4

De los primeros modelos réflex que ofrecían entre 2 y 3 Megapíxeles se saltó a los 6 millones de píxeles. Además, la calidad de imagen se incrementaba y la diferencia entre película y digital era cada vez menos evidente. Y llegaron los 12 Megapíxeles y con ellos la sensación que no hacía falta más resolución. Las dos fotografías inferiores, realizadas con una Nikon D1, de 2,7 Megapíxeles y un precio de lanzamiento de casi 7.000 euros.

Resolución y calidad de imagen Nikon D1

Modelos como la Nikon D3 permitían por primera vez a los profesionales competir en calidad de imagen con la película de soporte químico. Junto al incremento de la resolución, por fin había llegado la calidad de imagen y una respuesta mejorada a las sensibilidades más elevadas.

Hiriendo sensibilidades

Las películas fotográficas de 35mm más utilizadas ofrecían sensibilidades comprendidas entre 100 y 400 ASA (el equivalente al ISO actual). Honrosas excepciones como el Kodachrome 25 de la fotografía inferior o T-Max 3200 (de 25 y 3.200 ASA), completaban un universo comprendido en apenas 2 E.V. Es lo mismo que decir dos diafragmas o dos velocidades de obturación en el entorno digital. A excepción de la fotografía deportiva y de espectáculos, el mundo podía reflejarse con películas de 100 y 400 ASA.

resolución y calidad de imagen Kodachrome 25

Las primeras cámaras compactas digitales ofrecían una sensibilidad fija, limitando mucho al usuario. Con el tiempo, éste exigió poder trabajar con sensibilidades cada vez más elevadas. Los valores ISO se convirtieron más en un argumento de venta que en una solución efectiva. En realidad, escondía la mayor pesadilla a la que se enfrentaron los fabricantes de cámaras fotográficas: una escandalosa señal de ruido, generada por el sensor al trabajar en condiciones de luz escasas. La genial Sony A7S ( y sus distintas versiones) facilita disparar en plena noche y mostrar una calidad de imagen soberbia.

resolución y calidad de imagen Sony A7S III

El precio de una respuesta

La respuesta al disparar por encima de 1.600 ISO con modelos que costaban más de 6.000€ era –en el mejor de los casos– decepcionante. La señal de ruido era muy elevada, se perdía fidelidad cromática y contraste y aparecían “artefactos” (píxeles de color alterado). Los fabricantes entonces decidieron estabilizar la resolución y desarrollar modelos que ofrecieran una mejor respuesta al trabajar con ISO altos. Llegaron modelos como la Canon EOS 1D X Mark III y la Nikon D6, modelos que superaron los 6.000€ en el momento de su lanzamiento.

resolución y calidad de imagen Canon EOS 1D X Mark III

La calidad de imagen al utilizar sensibilidades elevadas se ha convertido –junto a la resolución– en uno de los argumentos de venta. Es la razón de existir de la gama Sony A7S, que supera los 400.000 ISO. Sin llegar a extremos tan drásticos (y en mi opinión, sólo necesarios para un muy reducido grupo de usuarios), las cámaras suelen manejar un rango de sensibilidades comprendido entre 100 y 25.600 ISO (en el peor de los casos), llegando la mayoría de las ocasiones a 51.200 ISO.

Leyendas urbanas

Ningún fabricante ha alzado la voz para declarar que resolución y calidad de imagen son conceptos sin relación. El motivo es sencillo: uno de sus argumentos de venta es renovar sus catálogo al añadir unos gramos más de píxeles con cada nuevo modelo. El destino actual de las fotografías realizadas por los aficionados suelen ser las redes sociales, como Facebook o Instagram. Destinos que no precisan más de 1,5 millones de píxeles. El resto de las fotos acaban olvidadas en lo más profundo de un disco duro en la nube.

resolución y calidad de imagen smartphone 2

La mayor parte de las fotografías que se realizan en estudios profesionales acaba en páginas web, en forma de catálogo o ilustrando un artículo. La máxima resolución exigida para una imagen en internet ver con la mayor calidad posible es de apenas 4 millones de píxeles (resolución 4k) y –por ahora– basta con 2 Megapíxeles para cubrir el formato Full HD de los monitores 1920 x 1080.

resolución y calidad de imagen smartphone 4

Muy pocos usuarios necesitan en verdad más de 6 Megapíxeles para cubrir sus necesidades reales. Y remarco REALES. Sus fotos suelen acabar en redes sociales o visualizándose en un smartphone o tablet. La fotografía de segmento aficionado se ha convertido en una práctica efímera y con una fecha de caducidad muy cercana al momento del disparo.

El tamaño SÍ importa

Uno de los factores que suele determinar la calidad de imagen (sin importar el número de píxeles) es el formato del sensor. Las cámaras de formato completo ofrecen una excelente calidad de imagen, pero las cámaras de formato medio van un paso más allá, mostrando una calidad muy superior. Al trabajar con modelos como la Fuji GFX50S nos damos cuenta que estas cámaras juegan en ligas mayores.

resolución y calidad de imagen Fuji GFX50s

Además de ofrecer tamaños de archivo muy grandes y –por ello– una elevada capacidad de recorte, la calidad de imagen es la máxima que podemos conseguir en todo el panorama fotográfico. Eso sí, a un precio solo reservado para los bolsillos más afortunados.

Objetivo: calidad

Otro de los factores que deteminan la calidad de imagen es la óptica. El concepto réflex se popularizó en los años 60 de forma masiva. Buena parte de los objetivos que utilizan los modelos más novedosos de Canon y Nikon tienen diseños de hace una o dos décadas. Los nuevos sensores necesitan objetivos con una muy elevada resolución lineal (que favorece el detalle o la “definición”) y alto contraste. De ahí que las ópticas desarrolladas para película de 35mm no alcancen las necesidades de los sensores de mayor resolución. Las series Sigma ART y Sony GM se han desarrollado para cubrir estas necesidades ópticas.

Resolución y calidad de imagen Sony 100-400 GM

Algunas cámaras mirrorless ofrecen una calidad de imagen muy similar al que muestran las réflex de gama alta; todos los objetivos del sistema mirrorless están diseñados para sacar el máximo rendimiento del sensor. Algunas cámaras mirrorless ofrecen una calidad de imagen muy similar a la que ofrecen las réflex de gama media.

¿Con o sin espejo?

Asociamos la máxima calidad de imagen con las cámaras réflex. Sin embargo, fuera del segmento profesional (con precios entre 6.000 y 7.000€) las cosas no son tan evidentes. La proximidad del objetivo al sensor en las mirrorless y un diseño óptico elevado consiguen una calidad de imagen igual o superior a los modelos SLR de gama media. Un modelo con sensor de formato APS-C como la Fujifilm X-T3 es capaz de medirse a réflex de formato completo, como la Canon 6D o la Nikon D610.

resolución y calidad de imagen Sigma 24-70 F2.8 ART

Modelos como la Sony A7 IV (foto superior) muestran un detalle y fidelidad cromática superiores a los modelos SLR de gama alta. El espejo parece condenado a su desaparición, pues Canon y Nikon han orientado también sus nuevas cámaras al entorno mirrorless.

Conclusión

Resolución y calidad de imagen son términos que deberían ir de la mano, pero no es así en el ámbito de las cámaras réflex. La poca oferta de ópticas diseñadas para los nuevos sensores castra las prestaciones de una elevada resolución. Por eso los mejores modelos mirrorless son capaces de plantar cara a cámaras muchos más grandes, pesadas y caras.

Resolución y calidad de imagen DSLR

Por otra parte, las fotografías del usuario no profesional suelen acabar en redes sociales, donde apenas se necesita una resolución máxima de 2-3 Megapíxeles. Para realizar una copia en papel fotográfico a tamaño 50 x 75cm. bastan 6 millones de píxeles. ¿Realmente un aficionado necesita cámaras con resoluciones superiores a los 16 Megapíxeles?

resolución y calidad de imagen smartphone

La respuesta es un NO rotundo. La mayoría de fotógrafos profesionales suelen destinar sus trabajos a web y tan solo aquellos que trabajan en revistas y precisan archivos para imprimir una doble página con “calidad arte” necesitarán resoluciones superiores a 24 Megapíxeles.

Resolución y calidad de imagen Pro

La carrera del píxel ha sido el argumento de venta de los fabricantes (especialmente, del segmento réflex) para crear nuestro impulso de compra. Venden cámaras con resoluciones que en realidad no necesitamos. Resolución y calidad de imagen: el eterno dilema. Personalmente, prefiero imágenes con mayor riqueza en el detalle, mayor contraste y rango dinámico y una mejor respuesta en ISO medios y altos a millones de píxeles que al final solo sirven para agotar más rápido las tarjetas de memoria y los discos duros.

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