Fotografía nocturna
Compratir
Si estás leyendo este artículo, la fotografía forma parte de tu vida, de tu profesión o eres un amante de capturar pequeños instantes del día a día de tu familia, amigos o ciudad. Solemos estudiar y analizar cámras y objetivos, pero pocas veces nos paramos a pensar que hay algo más importante que toda la tecnología que nos aportan los fabricantes y la creatividad con que podemos vestir una escena: la luz.
Sin luz, no hay foto. Ya sea natural o artificial (por ejemplo, la de un flash), la luz nos permite capturar el instante deseado. Incluso modelos como la Sony α7s precisa de luz, pese a disponer de un límite de sensibilidad que supera los 400.000 ISO. La fotografía nocturna es una de las especialidades con menor repercusión en foros y redes sociales, de ahí que haya pedido a un entusiasta como Toni Tejón la realización de este artículo.
Equipo necesario
Al disparar de noche la cantidad de luz es mínima y en ocasiones, prácticamente nula, por lo que la cámara (ya sea réflex o mirrorless) debe disponer del modo “B” (bulbo), que permite realizar exposiciones prolongadas. Todas las cámaras réflex, mirrorless y algunas compactas de prestaciones avanzadas poseen este modo de disparo, con el que obtendremos tiempos de obturación más allá de los 30 segundos, la velocidad más prolongada que ofrecen las cámaras de forma nativa.
Estos tiempos de exposición tan prolongados precisan del mejor soporte y sujeción; un buen trípode evitará vibraciones, oscilaciones o movimientos que hagan trepidar la cámara. Es recomendable utilizar un cable disparador o un intervalómetro para evitar pulsar el disparador. En su defecto podemos utilizar el retado de disparo, pero no funciona en modo “B”.
El intevalómetro no deja de ser un disparador remoto (ya sea por cable o inalámbrico) y está provisto de un cronómetro programable que facilita la obtención de imágenes con trazas de estrellas circumpolares. También es recomendable disponer de una pequeña linterna para visualizar los ajustes de la cámara, además de ser imprecindible en entornos naturales de noche. Más adelante hablaremos de linternas y los diferentes tipos que existen, para iluminar de noche o pintar con luz (light painting).
¿Cuándo salir a fotografiar de noche?
La mejor época del año para la fotografía nocturna es el invierno, a pesar del inconveniente que suponen las bajas temperaturas. El frío se convierte en una ventaja, pues con los tiempos prolongados de exposición, el sensor tiende a calentarse, siendo una de las causas del aumento del ruido. Así, las bajas temperaturas ayudarán a refrigerar el sensor, obteniendo una mejor calidad de imagen.
Las dos grandes recomendaciones que nos darán los que se dedican asiduamente a esta disciplina es la de nunca ir solos y primero planificar de día las localizaciones para saber por donde vamos a movernos, sobre todo en parajes naturales, y así evitar accidentes desagradables y no tener a nadie que nos ayude. Otro punto básico son las baterías, que siempre se deben llevar cargadas, sobre todo en invierno, pues el frio acelera el agotamiento de éstas.
Ópticas recomendables
Es recomendable utilizar únicamente el objetivo más angular de nuestro equipo, lo que reducirá el peso a cargar. Con un angular se plasma la espectacularidad del paisaje pintado por la luz de la luna o el cielo estrellado. El peso y dimensiones de las cámaras sin espejo son menores que en los modelos SLR y ofrecen igual (o incluso mayor) calidad fotográfica.
La noche fotográfica
El crepúsculo se conoce como la hora azul; este color azulado del cielo es producido por la perpendicularidad con la que penetran los rayos de sol en la atmosfera, una vez está por debajo de la línea del horizonte. Para la fotografía durante este lapso de tiempo se puede o no utilizar trípode, dependiendo de la calidad con la que trabaje cada cámara en ISO altos, si bien es siempre es recomendable –como siempre– utilizar el valor ISO más bajo posible.
Se suelen utilizar diafragmas cerrados para lograr una mayor profundidad de campo; también pueden utilizarse filtros de densidad neutra y degradados para aumentar la creatividad de las fotos. No se suelen utilizar tiempos largos de exposición, a no ser que queramos conseguir trazas en las nubes, paisajes acuáticos brumosos o sedosos o si estamos en un entorno urbano, las trazas que dejan las luces de los vehículos.
La ciudad dormida
La fotografía nocturna en entornos urbanos comparte la mayor parte de las características con la fotografía al ocaso, pero aquí entran en juego las iluminaciones de los edificios emblemáticos, monumentos y el alumbrado público. En este caso siempre es recomendable utilizar diafragmas cerrados (ƒ/11 ó ƒ/16); al aumentar los tiempos de exposición se tiene un mayor control sobre qué tiempo de obturación es el más adecuado en cada momento.
Al disparar con los diafragmas más bajos se produce un fenómeno óptico llamado difracción: puntos de luz más brillantes en forma de estrellas y cuanto más bajo sea el diafragma, más intenso será el efecto. En este tipo de fotografía el trípode pasa a ser obligatorio, si queremos obtener imágenes de calidad y no obtener ruido en las mismas.
La contaminación lumínica es uno de los factores que siempre deben controlarse al fotografiar paisajes urbanos de noche. Suele teñir el cielo de color anaranjado y limita de mnera notable la observación de las estrellas; corregir la dominante anaranjada es relativamente fácil mediante el ajuste de temperatura de color.
Para trabajar de esta manera tenemos que utilizar el balance de blancos en modo manual. El blanco neutro está prefijado de fábrica a una temperatura de color de 5500ºK, mientras que el color del cielo nocturno, sobre los 3000ºK; basta ajustar el balance de blancos a unos 2500ºK para que corrija la dominante naranja del cielo y ofrezca un cielo azulado.
Disparar en entornos naturales
Al trabajar en entornos sin ningún tipo de luz artificial lo que vemos a través del visor de nuestra cámara es prácticamente nulo. Por otra parte, los tiempos de exposición serán –además– más prolongados. En el primer caso trataremos de acostumbrar la vista a la oscuridad estando en el lugar unos 15 minutos sin ningún tipo de iluminante artificial, como linternas y así facilitar la labor de componer a través del visor óptico.
Las cámaras de segmento mirrorless facilitan la composición, gracias a que –en la mayoría de modelos– incorporan un visor electrónico; en las réflex que disponen de modo Live View es mejor utilizar la pantalla LCD que el visor óptico, por la misma razón.
Enfocar a tientas
Otro de los problemas que presenta trabajar con tan escasa iluminación es el enfoque. Los sistemas de enfoque automático no ofrecen una resùesta satisfactoria al fotografiar prácticamente sin luz. Una de las soluciones es enfocar manualmente a infinito y utilizar un diafragma relativamente cerrado para aumentar la profundidad de campo.
El inconveniente de esta técnica reside en que los tiempos de exposición serán muy largos. Otra forma de enfocar es buscar una estrella luminosa en el cielo y una vez la cámara confirma el autofoco pasar a enfoque manual y recomponer, así no vuelve a buscar un punto de enfoque en el momento de disparar.
La distancia hiperfocal
Con este sistema basta ajustar la óptica con diafragmas abiertos, obteniendo el máximo rendimiento óptico y así reducir los tiempos de exposición. No es difícil averiguar la distancia hiperfocal mediante una fórmula matemática que relaciona la distancia focal del objetivo, el diafragma y el tamaño del sensor para obtener la máxima profundidad de campo.
Existen en internet infinidad de tablas para los diferentes tamaños de sensor e incluso aplicaciones para smartphones que evitan recordar formulas. Por ejemplo: con un angular de 16mm a ƒ/4 la distancia hiperfocal está a 1,5 metros; la profundidad de campo de la abertura hará que se obtenga un enfoque perfecto desde 70cm hasta infinito.
Primeros pasos
Un método de partida para encontrar el tiempo de obturación adecuado es utilizar un valor ISO alto (3.200, por ejemplo) y una velocidad de obturación de 30 segundos. Con el histograma de cada fotografía es posible ajustar los errores de reciprocidad hasta obtener la exposición correcta. Al igual que en la fotografía diurna, siempre es recomendable utilizar el ISO más bajo posible, para evitar imágenes con elevados niveles de ruido.
Un método muy utilizado en este ámbito fotográfico es dividir 500 entre la focal del objetivo que utilizamos y el resultado dará el tiempo límite con el que fotografiando estrellas se obtienen puntos en lugar de rayas en el cielo. El otro método –mucho más caro– reside en una montura ecuatorial donde montar nuestra cámara y que se mueva compensando la rotación de la tierra, para así obtener un cielo estático.
Consejos prácticos
Hay que tener en cuenta que las cámaras digitales no tienen los sensores preparados para largos tiempos de exposición, por que al activarse la captura éste se sobrecalienta, generando una señal de ruido muy elevada, a la vez que aparecen píxeles de color alterado (artefactos).
Estas trazas no son para nada obviables ya que las aprovecharemos para crear imágenes que nos muestren cielos con el recorrido de las estrellas, las llamadas circumpolares por ejemplo, donde se ve el recorrido de las estrellas alrededor de la estrella polar por la rotación de la tierra. Estas fotografías se obtienen montando varias fotos consecutivas para obtener las trazas lo más largas posibles. Cuantas más fotos mayor longitud en las trazas.
Fotografiar de noche comporta una respuesta del sensor muy diferente, puesto que cámaras y sensores se diseñan para fotografiar con luz. Uno de los obstáculos a vencer es el incremento de la señal de ruido que aparece al disparar con valores un ISO muy altos; el calentamiento del sensor por exposiciones prolongadas o utilizar la multiexposición de una misma escena para disparar con velocidades más cortas comportan también un aumento considerable de la señal de ruido.
Todas las cámaras tiene la función de reducción de ruido en largas exposiciones, una buena opción cuando se emplean valores de ISO altos. Sin embargo, la reducción de ruido por larga exposición no es aconsejable en la fotografía nocturna, pues la cámara aplica una regla matemática fija para cada tiempo de exposición prolongado. Para efectuar esa reducción la cámara toma otra fotografía con el obturador cerrado de exactamente el mismo tiempo que hemos utilizado por lo que se duplican los tiempos entre foto y foto.
Para una foto con 3 minutos de exposición, si la cámara aplica la reducción de ruido por larga exposición, tomará otra foto justo después de la primera, pero esta vez con el obturador cerrado durante 3 minutos, para luego comparar patrones de ruido e intentar eliminar el máximo posible. Esto bloqueará la cámara hasta que acabe el proceso. Es más recomendable ajustar la reducción del ruido en el procesador posterior de cada imagen.
Una de las premisas en fotografía nocturna es que en noches de luna llena hay que ir a hacer fotos a la playa y en noches de luna nueva hay que ir a la montaña. Tanto en playa como en montaña la luz de la luna llena nos proporciona imágenes de gran impacto visual ya que acaban pareciendo fotos diurnas con una calidad de luz completamente diferente a la que estamos acostumbrados.
Light painting
Pintar con luz, que es una redundancia de los términos griegos (fotos y graphos), de los que deriva “fotografía” que significa exactamente lo mismo. En esta disciplina aprovecharemos la oscuridad de la noche para utilizar todo tipo de fuentes de luz tanto para iluminar como dibujar utilizando la oscuridad como lienzo.
Los accesorios más comunes para estas prácticas son los clásicos flashes pero trabajando con ellos en la mano y de forma manual, colocando diferentes filtros para tintar su luz; también linternas, lámparas LED RGB para obtener multitud de colores y cualquier fuente de luz que se nos ocurra.
Conclusión
A menudo me parece que la noche está mucho más viva y posee colores más vivos que el día. Esta célebre frase de Vincent Van Gogh resume qué es la fotografía nocturna, porque lejos de mostrar la realidad casi monocromática que capta nuestro ojo en la noche, los sensores (y antes la película de soporte químico) nos descubren un mundo onírico, donde realidad y fantasía juegan a su antojo y nos regalan un mundo de sombras y claroscuros como es la propia vida.
Texto y fotos: Toni Tejón