El uso del teleobjetivo

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En la era dorada de la fotografía analógica las cámaras SLR siempre incluían un objetivo estándar de 50mm. Con el tiempo se adquiría un segundo objetivo, que solía ser un angular de 28mm o un teleobjetivo de 135mm. Los teleobjetivos ejercían un fetichismo hipnótico, por su tamaño y por acercar las escenas más lejanas. Veíamos en televisión a los profesionales de la fotografía deportiva, con sus 300/2.8 y nos quedábamos (al menos yo) hipnotizados con aquellos teleobjetivos enormes. Sin embargo, el uso del teleobjetivo va mucho más allá de la fotografía deportiva y abarca campos tan populares como el retrato. El teleobjetivo es asimismo indispensable en la fotografía de moda y de naturaleza y aunque no sea su hábitat natural, también resulta muy apto para la captura de instantáneas urbanas (street photography).

El primer teleobjetivo

Mi primer teleobjetivo fue un zoom 80-200mm ƒ/4 de la marca Hoya con montura de rosca M42, que monté en la vieja Mamiya-Sekor 500 TL de mi padre. Trabajé un verano entero para tenerlo, algo que a los quince años supone perderse las vacaciones de verano. Adiós playa. Hola zoom 80-200. Con ese zoom aprendí que el uso del teleobjetivo iba más allá de hacer retratos a mis amigos y familiares. También descubrí que la abertura máxima de ƒ/4 era del todo insuficiente para fotografiar en interiores con película fotográfica. Años después, cuando hice de la fotografía mi profesión, disfruté de las bondades del teleobjetivo Carl Zeiss Planar 85mm ƒ/1.4, el teleobjetivo más luminoso para cámaras Contax, si descartamos el exclusivo y carísimo 85mm ƒ/1.2 que celebró el 60 aniversario de la forma alemana.

El rey del retrato

El retrato es uno de los ámbitos naturales del teleobjetivo. Personalmente, recomiendo focales comprendidas entre 85mm y 135mm. Mi focal idónea es de 105mm, pues me permite una mayor distancia que los 85mm, lo que comporta menor proximidad y presión hacia la persona fotografiada. El retrato puede realizar en estudio, con pleno control de la luz del flash. También en interiores y exteriores, escenarios que debemos adaptar a nuestras necesidades. Es fundamental aislar al sujeto del fondo y aquí entra en juego la luminosidad máxima del teleobjetivo. El punto de interés de un retrato realizado con teleobjetivo siempre son los ojos. Personalmente, intento añadir un elemento de interés al retrato, como el bastón en el anciano. La foto a la máxima abertura de ƒ/1.2 a contraluz fue una prueba para comprobar los destellos con entrada de luz directa en cámara.

El uso del teleobjetivo: el objetivo de moda

La fotografía de moda y el teleobjetivo van de la mano. Por supuesto que podemos hacer sesiones de moda con un objetivo estándar, incluso con un angular, pero no es lo habitual. El teleobjetivo comprime al modelo con el fondo. Si unimos una luminosidad elevada, no resulta difícil aislar al modelo del fondo y destacar la ropa o complementos que pagan la sesión de moda. El enfoque en una foto de moda –al igual que en el retrato– debe fijarse en los ojos. Dependiendo de la abertura seleccionada y la postura de la persona fotografiada, el foco puede estar en un solo ojo.

Fotografía de naturaleza

No se entiende la fotografía de naturaleza sin los teleobjetivos. Ya sea porque se trata de animales asustadizos o por su peligrosidad, el teleobjetivo es imprescindible. La distancia entre nosotros y los animales nos debe garantizar seguridad. También respeto hacia ellos, más si son peligrosos. Pasé tres semanas fotografiando cocodrilos de agua salada, los más grandes del mundo. Una focal equivalente de 600mm me facilitó poder fotografiar desde una distancia segura a cocodrilos de seis metros desde una pequeña barquita de fibra de vidrio.

El uso del teleobjetivo en deportes

La fotografía deportiva es uno de los escenarios más típicos en el uso del teleobjetivo. Plasmar una escena lejana sólo se puede conseguir con una distancia focal larga. Una focal que depende directamente de la distancia que tengamos con el deportista. Al no ser posible acercarnos a la acción, debemos utilizar focales que nos acerquen a ella. Dependiendo del deporte es posible hacer buenas fotografías deportivas a partir de focales de 135–200mm, como la imagen de volley playa. Para la fotografía de salto de obstáculos a caballo utilicé el equivalente a un 300mm ƒ/2.

También en street photo

La captura de instantáneas urbanas nos ha regalado algunas de las imágenes más icónicas de la historia de la fotografía. Grandes maestros como Brassaï, Weggee, Diane Arbus o Cartier-Besson hicieron de la street photography un arte. Personalmente, prefiero las focales inferiores al objetivo estándar de 50mm, pero un teleobjetivo corto nos facilita la distancia que nos aleja de los ojos más desconfiados. Estas imágenes se llaman “robados”, pues quienes protagonizan la escena no se dan cuenta de nuestra presencia, lo que nos convierte en “mirones” de escenas de la vida cotidiana de otras personas.

Fotografía de espectáculos

Teatro. Conciertos. Ópera. Danza… El teleobjetivo nos permite fotografiar desde la distancia y mostrar una visión más cercana a la acción. La escasa luz de estos eventos en interiores nos dirigen hacia objetivos con luminosidades altas. A no ser que deseemos utilizar sensibilidades muy elevadas, recomiendo una abertura máxima de ƒ/2.8 (o inferior) para la fotografía de espectáculos. El zoom 70–200mm ƒ/2.8 es una herramienta excelente, pues desde un mismo punto (nuestro asiento en un teatro, por ejemplo) disfrutamos de diferentes encuadres, gracias a la focal variable del zoom.

Un mundo desenfocado

Los teleobjetivos más luminosos nos regalan una realidad ficticia, con fondos desenfocados. El efecto bokeh es idóneo en ámbitos como el retrato. Los ojos serán (casi) siempre el punto que siempre deberá estar enfocado. Sin embargo, al utilizar las aberturas más altas, la profundidad de campo puede limitarse a unos pocos centímetros. Los nuevos sistemas de enfoque automático al ojo garantizan un foco preciso… siempre que no se utilicen las aberturas más elevadas en distancias de enfoque muy cercanas. En estos casos confío más en el enfoque manual. La elegante cremosidad de un retrato con una mínima profundidad de campo transformará un retrato tradicional en una imagen elegante y alternativa a la realidad. Es otra forma de realizar un retrato, que se sale de lo tradicional, y que añade un ligero toque creativo a la hora de fotografiar.

Mi selección

Quienes amamos enfocar de manera manual tenemos en los teleobjetivos Nikon de 105mm dos excelentes opciones. El objetivo Nikkor 105mm ƒ/2.5 Ai-S es una de las ópticas míticas de la forma nipona. Yo me inclino por el Nikkor 105mm ƒ/1.8 Ai-S (foto inferior), que ofrece el mismo detalle de la versión ƒ/2.5 con un mayor contraste. El teleobjetivo corto Carl Zeiss Planar 85mm ƒ/1.4 (para montura Contax/Yashica) es otra de las joyas ópticas que podemos conseguir hoy a un precio relativamente asequible. Es tan elevada su calidad que merece la pena comprar una cámara Contax o Yashica para disfrutar de él. En el apartado de enfoque automático, Sigma ofrece excelentes teleobjetivos en su serie ART, destacando el Sigma 85mm ƒ/1.4 DG DN ART.

Conclusión

El teleobjetivo solía ser el segundo objetivo que se adquiría, tras el 50mm, en la era dorada de la fotografía analógica. Hoy los zooms han sustituido a las focales fijas; su calidad es suficiente incluso para el segmento profesional. La versatilidad y popularidad de los zooms ha relegado a los teleobjetivos de focal fija a un segundo plano. En la actualidad los fabricantes de objetivos han reservado las focales fijas a objetivos muy luminosos y luminosidad es sinónimo de caro. Una alternativa relativamente asequible es adquirir un buen teleobjetivo de enfoque manual, como los excelentes Nikkor de 105mm o Leica 90mm. Incluso es posible encontrar en excelentes condiciones y a un precio asequible un Canon EF 100mm ƒ/2 USM (un objetivo que mantiene una excelente relación calidad-precio) asequible en el mercado de segunda mano. Salir a fotografiar tan sólo con un teleobjetivo nos ayudará a “adiestrar” nuestro ojo a una nueva forma de ver nuestro entorno fotográfico y nada mejor que una focal fija para convertir esta experiencia en un nuevo aprendizaje.